Advierten que Argentina tiene la mitad de las reservas que las sugeridas en parámetros del FMI

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La actualidad de las reservas internacionales en Argentina enciende nuevamente señales de alerta entre los expertos económicos y financieros. Según los cálculos más recientes, el nivel de reservas netas en el país está por debajo del 50% recomendado por los estándares de organismos internacionales para asegurar la estabilidad macroeconómica y la habilidad de afrontar impactos externos.

En medio de una etapa marcada por esfuerzos del gobierno por estabilizar las cuentas públicas, reducir la inflación y contener la volatilidad cambiaria, las señales provenientes del Banco Central indican que las reservas de libre disponibilidad no alcanzan los niveles deseables para una economía de las características de Argentina. Esta situación plantea desafíos adicionales tanto para la política monetaria como para la estrategia de negociación con acreedores e instituciones financieras internacionales.

Los criterios internacionales de referencia, como los sugeridos por el Fondo Monetario Internacional, indican que los países emergentes deben contar con reservas suficientes para cubrir entre tres y seis meses de importaciones, así como entre el 100 y el 150 % de su deuda externa de corto plazo. Argentina, actualmente, estaría por debajo de esos umbrales, lo que la expone a mayores riesgos ante eventuales turbulencias globales o restricciones en el acceso a financiamiento externo.

El impacto de este déficit de reservas es múltiple. Por un lado, limita la capacidad del Banco Central de intervenir en el mercado cambiario para evitar movimientos bruscos en la cotización del dólar. Por otro, condiciona las importaciones de insumos clave para la industria y la producción, generando tensiones en sectores estratégicos. Además, debilita la posición del país en las negociaciones con el propio FMI, al incumplir uno de los compromisos clave del acuerdo vigente.

La escasez de reservas también repercute en las expectativas del mercado, alimentando la demanda de divisas por parte de empresas e inversores que buscan protegerse ante posibles devaluaciones o restricciones. Esto ha llevado a un incremento en la brecha entre el tipo de cambio oficial y los paralelos, a pesar de los controles vigentes.

En este escenario, el gobierno ha intensificado sus intentos de recuperar las reservas, utilizando varios métodos: liquidaciones anticipadas del sector agroexportador, emisión de deuda en divisas, acuerdos de intercambio con bancos centrales de otras naciones y mayores restricciones a las importaciones. Sin embargo, estos intentos han tenido un efecto limitado ante la magnitud del desequilibrio.

Los expertos en economía indican que, aunque es esencial acumular reservas, esto no basta sin un plan integral que aborde las razones de fondo de la vulnerabilidad externa. Entre estas razones se encuentran el escaso nivel de exportaciones con alto valor añadido, la dependencia de energía importada durante períodos de alta demanda, la desconfianza en el peso como medio para conservar valor y un entorno regulatorio impredecible.

El contexto internacional también influye. La suba de tasas de interés en las economías desarrolladas, la desaceleración global y las tensiones geopolíticas reducen el flujo de capitales hacia los mercados emergentes, lo que agrava el panorama. En ese marco, Argentina debe redoblar esfuerzos por generar confianza, atraer inversiones genuinas y aumentar su capacidad exportadora.

Con el avance del segundo semestre, el control del nivel de reservas continuará siendo un aspecto crucial para evaluar la solidez del programa económico. La continuidad de la recuperación dependerá principalmente de que el país pueda fortalecer su posición externa y recobrar flexibilidad ante las fluctuaciones del mercado mundial.

Por: Olivia Vanessa González Schelotto

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